En Europa hubo un tiempo en que las disputas de fronteras se resolvían espada en mano, ahora, civilizados y un poco domesticados, es el balón el que soporta nuestros deseos de conquista y nos conformamos con meterle goles al contrario y ganar la prestigiosa copa de Europa. ¡Sin duda es mejor el balón que la espada, aunque colonizar las ondas hercianas todo el tiempo con futbol, fútbol, fútbol, no es estético y además crea adicción!

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