Se va el verano
y viene tan ricamente el otoño,
después el invierno,
que ayuda a que el alma se recoja y se temple,
cosa buena y necesaria
en tiempos de crisis y furor a manos llenas,
y tras la gozosa primavera,
de nuevo otro verano,
porque se sabe que se va,
pero siempre vuelve fiel a la cita.
Del Libro,
De Ángel de Castro,
Al
Aire de los días, al hilo de las noches….