El Súper o Gran Superficie nace cuando el racionamiento, o la escasez, han dejado de estar presente entre nosotros. Su uso va asociado a la abundancia y a cierta posición de escogido, no en vano, es la primera parte de la palabra superlativo.
El “subidón” que produce la palabra Súper, en nuestro subconsciente, tiene una base sicológica asociado al mundo de las emociones y de los mitos. El mito del Paraíso Natural, del Edén, está presente en muchas de las acciones que realizamos cuando vamos al Súper; la recolección para el aprovisionamiento de productos que colmen nuestras necesidades con el simple esfuerzo de recogerlos del “árbol”, la estantería; la tranquilidad de tener todo a mano, al alcance de nuestros deseos, de nuestras necesidades, con el simple movimiento de irlos poniendo en el carro.
Súper, es un fonema que en boca de un tartamudo, “super, super, super”, da origen a lo que los “modernos” usan para significar lo más de lo más.
El dicho: me voy, o voy, al Súper, lleva asociado una especie de musiquilla alegre, optimista, que aparca las penas, que antecede y predispone a la fiesta del consumo. Fiesta en la que se paga al salir, al pasar por caja, momento en el que la musiquilla alegre y optimista se para de repente.
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